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La Habana
 La Habana, gracias a su posición geográfica, tiene un clima ideal para visitarla en cualquier período del año. El centro histórico (La Habana Vieja) de la ciudad de la Habana fue declarado en 1982 Patrimonio de la Humanidad. El plano urbanístico ideado en los años veinte y treinta del siglo pasado para remodelar el Centro, favoreció la desaparición del esplendor de la ciudad vieja. El centro histórico se diferencia completamente del Vedado y de Playa, zonas modernas, donde se concentran habitaciones de prestigio, museos, restaurantes y hoteles. La Habana es una ciudad efervescente, multiétnica y rica en entusiasmo. Los apasionados de la vieja ciudad llena de olores, se encuentran en La Rampa habanera, lugar céntrico del Vedado cerca de la famosa heladería Coppelia para tomarse el más famoso helado de Cuba. Un lugar para descubrir, notado sólo por los cubanos: el mirador de la bahía habanera, sobre la terraza del palacio, donde se encontraba la primera embajada americana. Para ver sus encantos al atardecer, cuando la luz envuelve de matiz rosa el Castillo del Morro, la fortaleza de 1700 sobre la punta occidental que señala la entrada al canal de acceso a la bahía. “Qué hermosa es mi Habana al caer el sol”, dice una canción de César Portillo de la Luz. Paseando por la calle Obispo entre museos, galerías y restaurantes, se llega a una amplia plaza nombrada Plaza del Convento de San Francisco de Asis de 1500, pero reconstruido en estilo barroco en 1730: en su cripta están sepultadas las familias aristocráticas de la época. Al frente se encuentra la Aduana, el único puerto, según Alejo Carpentier, escritor enamorado de Cuba, en el cual la nave penetra en el corazón de la ciudad. “El aspecto de La Habana, cuando se entra por el puerto”, escribía Alexander de Humboldt a principio de 1800, “es uno de los más atractivos del litoral americano al norte del Ecuador”. |
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